
Siempre que nuestro bebé presenta cuadros de llanto, este suele ser el primer diagnóstico, pero ¿cómo saber si se trata de cólicos? ¿cómo descartarlo? Y lo que todos queremos saber ¿Cómo tratarlos?
Lo primero que tenemos que saber es que los cólicos son un trastorno benigno, las estadísticas arrojan que 1 de cada 4 niños sufre cólicos durante los primeros meses de vida, estos pueden iniciarse a los 15 días de nacidos y normalmente desaparecen por sí solos hacia los 4 meses.
Cómo saber si realmente se trata de cólicos:
El llanto, aparece y desaparece bruscamente, se presenta en forma de crisis y es inconsolable, habitualmente ocurre por la tarde-noche y suele estar acompañado de tensión o hipertonía muscular.
Cuando un bebé llora por cólicos adopta una postura muy característica: encoge sus piernas sobre el abdomen, cierran fuerte los puños, se pone en tensión y su rostro se les enrojece por el esfuerzo.
La llamada regla de Wessel también ayuda a delimitar el diagnóstico de cólicos del lactante, en bebés sanos y bien alimentados. Esta regla nos dice que:
a) El llanto debe ser superior a las 3 horas (sumando los períodos de llanto durante el mismo día).
b) Las crisis tienen que producirse un mínimo de 3 días durante una semana.
c) Las crisis deben encadenar un mínimo de 3 semanas seguidas.
¿Puedo anticiparme a los cólicos?¿Cuál es su causa?
Existen diversas teorías sobre cuál puede ser la causa de los cólicos, aunque de momento no se conoce la definitiva y se considera una alteración que puede ser resultado de la suma de varios factores:
1. Inmadurez del aparato digestivo, posibles alteraciones de la flora intestinal o estreñimiento.
2. Influencia de hormonas como la serotonina, que aumenta las contracciones intestinales favoreciendo los cólicos, o la falta de melatonina, que dificulta el sueño en el bebé (hemos hablado en varias oportunidades de la necesidad de un correcto descanso para el bienestar y salud de nuestros peques).
3. Posible alergia a las proteínas de leche de vaca. Hay que revisar la composición de la leche de fórmula, o la alimentación de la madre en caso de lactancia materna.
Y en este punto haremos una pequeña pausa, es importante que podamos detectarlo a tiempo (sólo un médico o una enfermera certificada podrán darte este diagnóstico) pero en casa podemos atender estas señales:
a) Deposiciones verde espinaca
b) Piel atópica
c) Tomas muy cortas y frecuentes
4. Técnicas de alimentación incorrectas. Hay que revisar el agarre del bebé sobre el pezón materno o el tipo de biberón y tetilla si se le da lactancia artificial. También hay que vigilar no sobrealimentar o dar de comer demasiado rápido al bebé.
5. Motivos psicológicos y sociales, como cambios de rutina que puedan incomodar al bebé, hiperestimulación, respuesta ansiosa o excesiva preocupación de los padres a los llantos, etc.
Visto esto ¿Qué podemos hacer para ayudar a un bebé que sufre de cólicos?
Tristemente no hay medicamentos ni un remedio universal contra los cólicos, pero si que podemos ayudar al bebé cuando se encuentra en una crisis:
1. Es fundamental estar tranquilos y relajados antes de atenderle (y es normal que se te crispen los nervios ante episodios de llanto inconsolable). Los nervios, la ansiedad y la preocupación no ayudan a calmar al bebé. Cálmate y ofrece calma.
2. Coge al bebé en brazos para calmarle, ponle en la posición que sepas se siente más cómodo, necesitamos diluir la crisis.
3. Dale un masaje suave, ni muy rápido ni muy lento, con la palma de la mano sobre su abdomen y/o espalda.
4. Flexiona las piernas en posición fetal, para quitar tensión en el abdomen, esto le ayudará a relajarse.
5. Después de alimentarle, procura mantenerle un rato en posición vertical (lo más sentadito posible) para ayudarle a eliminar el aire sobrante. No es necesario dar fuertes golpes en su espalda para lograrlo, imagina que tu bebé es “una botella de soda” mientras más vertical se encuentre, las burbujas solas y de forma natural buscarán salir a superficie.
6. Colócale boca abajo sobre tu brazo, de forma que su cabeza descanse y hagas una ligera presión sobre su tripita, esto le ayudará a expulsar los molestos gases.
Por favor evitemos remedios caseros, sabemos que la manzanilla y el anís tienen efectos y propiedades sobre el tracto digestivo del adulto, pero no está recomendado su uso en lactantes. Ajustes en la dieta de la madre, o un cambio de fórmula es lo único que podemos probar.
Si pasados los 4 meses no desaparecieran, recomendamos acudir nuevamente al pediatra para descartar otras patologías.
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